miércoles, 24 de septiembre de 2008

Adora...¡en Espíritu y en verdad!.


Si eres un apasionado de la adoración, quizás habrás leído muchos artículos, tal vez has asistido a varios seminarios en diversos congresos u oíste a un elocuente predicador explicar cuál es y cómo ofrecer una Verdadera Adoración.

Hoy pretendo que este no sea un articulo más, que no sea solo un concepto más a los muchos que ya te has formado en tu interior.
Hoy quiero desafiarte a que, en tu vida diaria, puedas ofrecerle a Dios una verdadera adoración. Podrás preguntarme: ¿Y cómo lo hago? Lo primordial es la Sinceridad.

En lo que decimos.
Es hermoso saber que podemos venir a Él "tal cual somos". La sinceridad debe caracterizar al adorador. Él nos conoce, sabe cuanto de verdad hay en nuestras palabras, cuan autenticas son nuestras promesas, cuanto queremos cambiar realmente. Relacionamos adoración con cantos bonitos, y sí que los hay. Diversos autores han expresado tantas hermosas frases, que muchas veces resumen lo que le queremos decir a nuestro Dios, pero otras tantas veces no es justamente lo que Él espera de nosotros.
Él espera adoración, que de lo más profundo de nuestro corazón podamos sacar lo que sentimos, lo que significa para nosotros.
Tal vez lleguemos cansados, emocionados, tristes o afligidos quizá, pero lo importante es que lleguemos rendidos para reconocerlo como Él es. Dios quiere que le digamos lo que sentimos y lo que pensamos, que brote de nuestro corazón la verdad.
Verdad que reconoce que sin Él no somos nada, que es todo para nosotros, que venimos ante su trono y solo podemos admirarlo, amarlo, agradecerle, exaltarlo.

En lo que hacemos.
Al igual que nuestro cantos, hemos aprendido "formas de adorar". En la palabra vemos diferentes posturas: arrodillarnos, postrarnos, levantar nuestras manos, inclinarnos, etc. Pero lamentablemente estas formas nos llevaron a crear muchos "Patrones de conducta". Me arriesgo a decir que hemos incluso imitado las formas preocupandonos por el como hacerlo antes de hacerlo de verdad.
Hace poco leí una frase que me trajo luz en relación a este tema: Dios quiere que seas tú mismo.

Cuando te presentes ante Él, no imites, no pienses: "Debo hacerlo como aprendí, como vi a esta u otra persona". No. Él espera tu sinceridad, expresale tu adoración. Si Él te ha hecho introvertido, no necesitas cambiar eso en el momento de adorar. Sé tu mismo.

La verdadera adoración es aquella que nace del corazón, que esta empapada de sinceridad, que no necesita una determinada forma, no tiene parámetros establecidos y está basada en la verdad. Así podremos presentarnos ante Dios dándole lo mejor de nosotros y abriéndole nuestro corazón.

Te animo a que, a partir de hoy, cuando te presentes ante Él, te propongas ofrecerle una verdadera adoración que nazca de tu interior y se proyecte directamente a través de tu forma de ser. De esta manera, Dios te va a reconocer tal como eres, su hijo amado, el que lo está adorando.

Bendiciones


Patricio.

No hay comentarios: